Mi tercer día en Londres comenzó con un pequeño percance. Desperté y encontré mi celular apagado sin saber la hora, lo que me preocupó porque tenía un vuelo esa tarde y necesitaba el GPS para moverme. Por suerte, tenía un cargador portátil con batería, así que lo conecté y pude encender mi celular. Eran aproximadamente las 7:30 de la mañana, así que me apresuré a prepararme y bajé al comedor del hostel para desayunar. El buffet del hostel ofrecía una gran variedad de opciones deliciosas y abundantes, lo que me hizo sentir agradecido por el alojamiento.
Mientras desayunaba, el hostel sintonizaba la BBC de Londres
para conocer las últimas noticias sobre el país. Fue entonces cuando me enteré
del problema sanitario que estaba teniendo Inglaterra, lo que me hizo
reflexionar sobre la importancia de la salud y la seguridad en tiempos
inciertos.
Con mi estómago lleno y mi celular cargado, emprendí mi
última aventura en la ciudad antes de partir. Caminé hacia el Támesis, sabiendo
que sería la última vez que lo vería en este viaje. También pasé por el icónico
London Bridge, aunque planeaba volver en otra ocasión para explorarlo con más
detenimiento.
Mi destino final era la estación de Kings Cross, donde se
filmó Harry Potter. Pero antes de llegar allí, hice una parada en Holborn Bars,
un impresionante edificio victoriano de tejas rojas situado en el lado norte de
Holborn en Camden. Situada en el 1 de Waterhouse Square. Me detuve a tomar
algunas fotos en este hermoso lugar antes de continuar mi viaje hacia la
estación de tren.
Mientras seguía caminando por las calles de Londres, observando la belleza de la ciudad, me acercaba a la enorme estación de Kings Cross. Había tanta gente que me costó un poco encontrar el famoso local de Harry Potter y el emblemático lugar donde todos se toman fotos. Pero finalmente lo encontré y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Después de esperar en la fila durante unos treinta minutos, finalmente llegó el momento de tomarme la foto y la chica que la tomó lo hizo de manera excelente.
A medida que el tiempo avanzaba, me di cuenta de que se me estaba agotando y tenía que partir hacia el aeropuerto. Entré en el local comercial, compré una de las famosas ranas de chocolate con su emblemático envase y me despedí de la ciudad, caminando por un hermoso barrio hasta llegar a London Street, donde abordaría el tren que me llevaría al aeropuerto. Antes de eso, hice una breve parada en un supermercado donde compré mi bebida favorita, la Dr. Pepper, una gaseosa de cereza que me encanta.
A medida que me dirigía hacia la estación, apreciaba los
hermosos edificios de una zona que no había conocido antes, con casas
impresionantes y bares que me hubiera encantado visitar. Estaba seguro de que
volvería a Londres en el futuro.
Mientras caminaba por
las calles de Londres, descubrí algo sorprendente que me dejó perplejo: un
enorme cementerio en medio de la ciudad. No pude resistir la tentación de
adentrarme en él y descubrir más sobre su historia. Al recorrerlo, pude
apreciar tumbas que databan de los años 1800, algunas de las cuales eran
ilegibles debido al paso del tiempo. Decidí buscar en Google y descubrí que el
cementerio en cuestión data desde 1665 hasta 1854, y que durante ese período se
estima que tuvieron lugar aproximadamente 123,000 entierros. Además, descubrí
que el cementerio es el lugar de descanso final de varios personajes célebres
de la historia británica, como pintores, escritores, familias de la alta sociedad
y políticos reconocidos en ese tiempo.
Lo que más me impactó de este lugar es que, a pesar de ser
un cementerio, es también un parque al que la gente acude para disfrutar de
momentos de tranquilidad y silencio. Me pareció un contraste curioso pero a la
vez interesante y pude ver a varias personas leyendo o paseando por los
senderos del cementerio. Definitivamente, esta fue una de las experiencias más
fascinantes que tuve en mi viaje a Londres.
Después de explorar el cementerio y capturar algunas fotos,
finalmente salí de allí y continué mi camino hacia la estación de tren. Como
podrán ver, la ciudad de Londres ofrece una infinidad de lugares interesantes
que pueden ser paradas obligatorias o inesperadas durante una caminata por la
ciudad. Al llegar el tren estaba a punto de partir. Una vez a bordo, me sumergí
en mis recuerdos, reviviendo los hermosos momentos que había pasado en la
ciudad y las ganas de volver que se despertaron en mí.
Después de un viaje de unos cuarenta minutos, disfrutando del hermoso paisaje de Londres, llegué al aeropuerto, donde mi vuelo directo a Palermo me esperaba para comenzar a planear mi próximo viaje.
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